Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 25 de julio de 2011

Adrián Pujol: El paisajista y su paraíso pictórico y Virgilio Trompiz, el pintor de las mujeres

El paisajista y su paraíso pictórico

Mayte Navarro
EL UNIVERSAL

Adríán Pujol es uno de los destacados artistas plásticos venezolanos. Su trabajo más reciente trasciende lo pictórico y se enlaza con lo editorial pues se resume en cinco libros y 51 estampas gráficas que se presentaron en la galería G Siete, ubicada en el Centro de Arte Los Galpones.

La apertura se constituyó en una verdadera fiesta para los que son sensibles ante estas narraciones que cuentan con los comentarios de Mikel de Viana s.j, Federico Vegas, Eugenio Montejo y Lorena González en esta propuesta titulada Paraíso 1996. El propio Pujol señala que estos sitios son geografía fundacional o principios de fábulas sintetizados en la colección que mereció el aplauso de los asistentes.

Cada libro contiene dos relatos inspirados en la leyenda de un navegante casi ciego que al llegar a esos parajes creyó encontrar el paraíso.

Cabe destacar el trabajo fotográfico de Tony Catany, quien acompañó al artista por el itinerario de Paria, donde se desenvuelve la historia de la costa oriental de Venezuela, desde Río Caribe hasta Trinidad.

Los amigos compartieron el arte de Pujol y las palabras de Federico Vegas que a manera de presentación profundizó en este metáfora viajera hecha obra de arte.

En el proyecto editorial también participaron César Jara en el diseño de los textos; Agustín Villasana, responsable de los estampados en litografía y el Taller de Artistas Gráficos Asociados Luisa Palacios Taga.

Una vez más la creatividad sirvió como centro de conversaciones, brindis y saludos. Otro éxito en la fructífera vida de Adrián Pujol.

Adrián Pujol, María Cristina Nieto de Palma y Pedro Palma Carrillo CORTESÍA

Marco Negrón y Frank Marcano



Samuel Dejman y Ana María Olande

María Beatriz Medina Simancas y Dennys Montoto



Nicolás Delgado, Kika Álcega, Sigfredo Chacón y Raquel Rondón

Rita Capriles con Beatriz y Gustavo Gómez-Ruiz



Federico Vegas y Adrián Pujol


PLÁSTICA
Virgilio Trómpiz, el pintor de las mujeres

Entró formalmente a la pintura gracias a una beca otorgada por el general López Contreras, sintió gran admiración por Armando Reverón, de quien aprendió a reflejar la luz en sus obras.

ENTREVISTA VIRGILIO TRÓMPIZ, ARTISTA PLÁSTICO
"Me atraía la figuración"

"El único que me atrajo a la pintura fue Reverón; que pintaba luz sobre luz " "Hice varias obras (abstractas), pero no me gustó. Me pasó lo mismo al pintar paisajes"

Las obras de los años 50 del maestro Virgilio Trómpiz se están exponiendo dentro de la colectiva "Volver a ver" OSWER DÍAZ MIRELES
DUBRASKA FALCÓN , VIRGILIO TRÓMPIZ , ARTISTA PLÁSTICO | EL UNIVERSAL
domingo 24 de julio de 2011 12:00 AM

Virgilio Trómpiz (Coro, 1927) ha trazado líneas sobre la nada. Sobre el espacio que se topa al transitar. A mano alzada, mientras caminaba por las calles en el año 1944, el artista dibujaba líneas al aire. Imaginaba las pinceladas que les daría unas horas después al mural al fresco que realizaba en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas, titulado La última cena. Durante varios meses trabajó sobre esa obra desde las 8:00 am hasta las 6:00 pm. Tanta era su concentración que en el trayecto a la pensión en la que vivía hasta la escuela boceteaba en el aire. Incluso, hasta se atrevía a borrar.

"Estaba deseoso de llegar a pintar. Iba caminando por la calle y hacia como si estuviese pintando. (carcajadas). ¡Eso me costó mucho! Tuve que pelear con una cuerda de tipos que me decían: 'Miren al loco'. Me caía a golpes, porque yo trazaba en el aire y hasta borraba. ¡Ay, a mí si me han pasado cosas, chica!", dice entre risas.

Él estaba acostumbrado a pintar en dónde sea. Desde niño dibujaba en las paredes. Dibujaba a personajes populares de su ciudad. Incluso, detenía a mendigos para capturarlos en sus pinturas. "Me decían: 'hazme un dibujo Trómpiz'. Y yo lo hacía. Mi maestra un día me dijo: 'Trómpiz, hágame un dibujo mientras yo hablo aquí'. Me la pasaba en eso", afirma.

-¿Cuando se hizo famoso dejó de pintar en la calle?

-No, no que va. Tuvieron que pasar muchos años. ¡El tiempo pasa factura. Empecé con una beca que me dio el General Eleazar López Contreras que, para ese entonces, era presidente. Él era muy amigo de un tío mío, que se desempeñaba como comerciante en Coro. Tenían una amistad enorme. Cuando mi tío venía a Caracas lo visitaba en Miraflores. En una de esa va López Contreras a Coro, y se le ocurre visitar a mi tío. Había un gentío. Yo llevé papel y lápiz; le hice un bosquejo y se lo di. Agarró y se lo entregó al edecán. Mi tío cuando fue a Caracas le preguntó qué le había parecido mi dibujo. Dijo: '¡Estupendo! A ese muchacho hay que darle una beca'. Me dieron una beca por 100 bolívares, que me duró cinco años de estudios. Para esa época estaba bien, para un estudiante todo era barato".

Lo que vino después nadie lo pudo detener. Una muestra de ello se encuentra en la exposición colectiva Volver a ver en la Galería Freites de Las Mercedes. Ahí comparte la sala junto a Luis Alfredo López-Méndez y Tomás Golding. Bajo la curaduría de Perán Erminy, se busca resaltar el valor de esos artistas, quienes para los años 50 fueron rechazados por los jóvenes creadores. Eran en síntesis los más vendidos, los más buscados, los preferidos de su época. La envidia los rodeabas.

-¿Sintió la envidia?

-Sí, sí. Todo el mundo pensaba que ya no había escapatoria; que la pintura ya se había acabado; que no íbamos a poder salir de ahí. ¡Qué va nada de eso! La pintura no tiene fronteras. Esa fue la época de Los Disidentes, el grupo que se fue a París. Estaba Alejandro Otero y varios. Se fueron para allá. Protestaron porque la enseñanza era muy rutinaria. No salían los alumnos, no se les incitaba a salir al impresionismo, después al expresionismo y al cubismo (...) López-Méndez era mi profesor de Historia del Arte en los años 40. Me siento orgulloso de estar al lado de maestro como él y de Golding.

-En un mundo en donde la tendencia que predominaba era el abstraccionismo, ¿por qué decide mantenerse en la figuración?

-El único que me atrajo a la pintura fue Reverón; que pintaba luz sobre luz. Eso me pareció interesante. Siempre lo visitaba los sábados junto con varios compañeros de estudio. En una de esas me dice: 'Trómpiz, siéntate aquí'. Era una silla de peluquería. Me senté, y de pronto agarra una navaja que había hecho él de madera. Cuando la veo me rió, y me dice: 'No te muevas, porque te puedo cortar la nuca'. (Carcajadas).

-¿La luz fue la influencia que tuvo de Reverón?

-La luz sobre luz, siempre hay un contraste. Pero es un contraste difícil. Lo mismo que hacia Rembrandt: buscaba lo oscuro con un predominio total del negro. Pero se veía la estructura general bien clara.

-¿A la abstracción la obvio?

-Hice varias obras, pero no me gustó. Me pasó lo mismo que al pintar paisajes. Me atraía más la figuración. Para el cubismo sí. Hice pintura de tendencia cubista, semicubista, impresionista y expresionismo.

-¿Y sus mujeres cuándo aparecen?

-Tuve una novia que era muy bonita. Siempre la dibujaba; ahora está muerta. Era una mujer de temple. Ella me dijo: 'quiero que me perpetúes en tu tela'. Así lo hice. Ella fue la primera mujer que pinte. Yo trabajaba en la Revista Tricolor de dibujante principal. Fui fundador de la revista. Trabajábamos juntos. Ella era mecanógrafa. Ahí desarrollamos una amistad bonita. Todavía estoy dibujando ese rostro. Tenía los ojos verdes. Siempre trato de hacer una mujer muy femenina.

-¿Sigue pintando?

-Es una necesidad. Yo trabajo como un oficinista. Voy en la mañana y en la tarde al taller. Así como si fuera un empleado. Me gusta mucho la pintura. Me gusta pintar y hacer esculturas. Ahora estoy haciendo unas en bronces. Estoy pintando cosas pequeñas.

-¿Y por qué no ha expuesto esas obras?

-Es que no me da tiempo para hacer una exposición. Para hacer una muestra se necesitan más de 50 cuadros. Pero yo pinto y llega gente y me piden las obras. Me las quitan de las manos. Así no puedo hacer una exposición.

-¿Qué le parece el silencio que han tenido los museos venezolanos?

-Hay otros criterios. Una controversia de que no les gusta que avance la cultura. En las galerías el arte se comercializa. Debería ser a la par, y con más libertad. No esa mezquindad que existe, sin controversia.

EL UNIVERSAL
sábado 23 de julio de 2011 06:51 PM
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