El "Príncipe" de la narración en Venezuela celebró sus 80 años de vida
Impecable pronunciación, sobria dicción. El hombre que transmitió emociones con un estilo único e inconfundible. Una voz que marcó época. Todavía hoy se oyen sus grabaciones, muchas, memorables. Genio y figura de la narración. En dos palabras: Aly Khan.
"El Príncipe" cumplió esta semana ochenta años de vida, una vida llena de triunfos y logros que le convirtieron en referente de la narración hípica. Hoy, en el retiro, pasa sus días entre Venezuela y Aruba, pero no es ajeno a lo que sucede.
"La última vez que estuve en La Rinconada fue el 16 de agosto de 2004, un día después del referendo presidencial. Convocaron a productores de transmisiones de radio y televisión. El presidente del INH, José Gregorio Zambrano, nos dijo: "Creían que iban a sacar a Hugo Chávez del poder, que va. En cambio, ya no van más las transmisiones. Ustedes están fuera", dijo Virgilio Decán en su residencia, al recordar el momento que marcó su inesperada partida en la última carrera de su vida como narrador.
"Ahora los narradores son una especie en extinción. No se ve una figura promisoria. Los pocos que quedan están en los circuitos internos de los hipódromos", refirió. "Un decreto de Conatel solo deja hablar de hipismo en medios audiovisuales desde las 11 de la noche a las 6:00 am. Es una ironía, el régimen le declaró la guerra a muerte a la hípica. Quiere exterminarla lentamente".
Grandes y pequeños, de todas generaciones, disfrutaron sus emocionantes descripciones.
"No sé cuántas carreras fueron, pero nunca menos de 40 mil. La más significativa, el Clásico del Caribe de 1966, ganado por Victoreado. Imagínate, liquidó casi en raya a El Rebelde, el favorito local. Un triunfo venezolano con un caballo venezolano, jinete venezolano, entrenador venezolano y narrador venezolano. Fue un hito", sostuvo el abogado de profesión y amante de la literatura, de las novelas de Fedor Dostoievski y con profundo respeto y cuidado por el idioma castellano.
Cataloga al jinete Gustavo Ávila y al entrenador Millard Ziadie, como los mejores.
"Gustavo ha sido el mejor, porque tuvo proyección nacional e internacional en los años 60. Luego, hizo historia con Cañonero al ganar los dos primeros pasos de la Triple Corona de Estados Unidos en 1971 y casi entra al Hall de la Fama. Mientras, el hoy difunto Ziadie marcó época. Tuvo al mejor ejemplar de todos, la yegua Gelinotte", acotó. "Fue él quien me puso el apodo de "Príncipe".
El arte de narrar
Dice que una de las cosas que le llevó al éxito fue tomar en cuenta a cada caballo que participaba en las pruebas.
"Si corren 12 ejemplares, quiere decir que hay 12 interesados. Por eso, siempre daba la posición del primero al último en el desarrollo de la prueba. Fue una innovación. Tampoco me involucré en apuestas, para no perder la objetividad. El resto era estudiar las chaquetillas de los jinetes y si había dos purasangre del mismo dueño, buscaba diferencias".
En rara ocasión se equivocaba en un final de foto.
"En una llegada cerrada, clavaba la vista en el espejo de la meta y eso me dio resultados. Cuando hubo el empate entre Paunero y Senador, en el Clásico Simón Bolívar de 1970, dije que ganó Paunero. Ese empate fue arbitrario".
Atribuye a la disciplina, seriedad, responsabilidad y respeto a la afición, su éxito.
Aly Khan comparte su vida con Ingrid, quien señala "que la humildad, la solidaridad y la gratitud como ser humano, además de la vocación, le llevaron a ser un hombre de provecho".
Conserva su memoria fotográfica, su prudencia al hablar y su forma de vida. Siempre recibe muestras de cariño de la gente pues su leyenda trascendió las fronteras del hipismo.
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