Entre la realidad y la mentira ¿Y Ud. como Ministro de Defensa de CAP dónde estaba ubicado desde que se gestaba el 4 de febrero 1992?

Entre la realidad y la mentira

FERNANDO OCHOA ANTICH | EL UNIVERSAL

domingo 3 de julio de 2011 05:18 PM

Hugo Chávez no da puntada sin dedal. Esta verdad la conocen muy bien los venezolanos. De allí que sea de suma importancia analizar con gran objetividad el contenido de su discurso al anunciar al país que se le había detectado un tumor canceroso en Cuba. Lo primero, como muy bien lo han sostenido los principales voceros de la oposición democrática, reconocer su derecho a hacer lo necesario para recuperar la salud. En eso, estamos de acuerdo todos los venezolanos, pero de allí a tener que aceptar la mentira como política de Estado es algo muy diferente. Durante más de 25 días, el propio presidente con su silencio y los más altos funcionarios de su gobierno estuvieron engañando al pueblo venezolano sobre la gravedad de su enfermedad.

Eso es inaceptable. La enfermedad del jefe del Estado nos incumbe a todos los ciudadanos. Lo más grave es que el engaño continúa. El discurso no tuvo como real objetivo informar su estado de salud a los venezolanos, sino obtener importantes ventajas políticas al presentarse no sólo enfermo, sino leyendo un discurso previamente preparado que tenía por objetivo central tratar de restablecer sus vínculos sentimentales con el pueblo venezolano. Sus asesores deben haberle informado que la enfermedad había roto mitos fundamentales que fortalecían su imagen en amplios sectores populares. El sentimiento que lo presentaba como un ser invencible se ha visto totalmente disminuido. La percepción mágica, que siempre requiere el caudillo, ha desaparecido totalmente.

Esa es justamente mi crítica al discurso de Hugo Chávez. Lo razonable hubiera sido que se le explicara a los venezolanos, de manera muy detallada, aspectos fundamentales de su enfermedad. Se ocultó, por ejemplo, el sitio de la operación y no escuchamos realmente un parte médico. Es verdad, que en su intervención demostró encontrarse en un normal estado mental, aunque esa percepción puede cambiar en medio de un proceso de tratamiento contra un cáncer al tener que aplicársele quimioterapia u otros métodos similares. El problema más grave que observé fue su total silencio a la realidad política que enfrenta Venezuela. Era imprescindible informar su obligatoria decisión de retirarse del ejercicio de sus funciones de presidente de la República.
Venezuela enfrenta un problema de orden constitucional que no puede soslayarse manipulando el sentimiento natural que surge al conocerse que una persona presenta una enfermedad de esa gravedad. La situación planteada es sencilla: existe, en este momento, una falta temporal del presidente de la República. No es posible aceptar que Hugo Chávez continúe ejerciendo sus funciones de presidente de la República en su actual estado de salud y mucho menos desde Cuba. Esta es una realidad que no admite discusión ni necesita declaración previa. Esa es la verdad. Ante esa ausencia temporal debe encargarse de sus funciones el vicepresidente de la República, según lo establece el artículo 234 de la Constitución Nacional vigente.

Ese artículo no requiere interpretación alguna. Su contenido es transparente: "las faltas temporales del presidente o presidenta de la República serán suplidas por el vicepresidente ejecutivo o vicepresidenta ejecutiva hasta por noventa días, prorrogables por decisión de la Asamblea Nacional por noventa días más. Si una falta temporal se prolonga por más de noventa días consecutivos, la Asamblea Nacional decidirá por mayoría de sus integrantes si debe considerarse que hay falta absoluta". En caso de declararse esa falta absoluta debe aplicarse el contenido del artículo 233: ... "si la falta se produce durante los últimos dos años del período constitucional, el vicepresidente ejecutivo o vicepresidenta ejecutiva asumirá la presidencia de la República hasta completar el mismo".

El discurso de Hugo Chávez fue muy optimista. Trató de mostrarle al país que ese nuevo obstáculo lo iba a superar como lo había hecho en otros momentos complicados de su carrera política. No dudo que hará todo el esfuerzo necesario. De lo que también estoy seguro, es que este problema tendrá delicadas consecuencias políticas. Se quiera o no se quiera aceptar, el PSUV se encuentra debilitado. La lucha interna es innegable. El grupo militar, encabezado por Diosdado Cabello, se enfrenta al sector de izquierda radical, que sin liderazgo definido, está tratando de fortalecer a Adán Chávez. Al contrario, la unidad y fortaleza de la oposición es una realidad. No es fácil, en estas circunstancias, que Hugo Chávez pueda ganar unas elecciones presidenciales.

fochoaantich@gmail.com