Matricidio con tintes satánicos y desorden psicológico conmueve al Zulia
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Maracaibo.- Los investigadores le preguntaban una y otra vez "¿por qué mataste a tu madre?" y él repetía "porque una voz del más allá me habló y me ordenó que lo hiciera. Mi Dios me habló y me pidió que la matara".
Con este argumento, Ahzby Mercado Rangel, de 22 años, trata de explicar el haber asesinado salvajemente a su progenitora. Desde hace una semana repite lo mismo, en medio de sus cambios de personalidad y aislado en el Centro de Arrestos Preventivos El Marite.
María Ismelda Rangel de Mercado (42), profesaba la fe evangélica; los Mercado Rangel gozaban del respeto y aprecio de sus vecinos en el barrio La Vanega, en la parroquia Manuel Dagnino de Maracaibo.
Hace pocos días había regresado de visitar a sus parientes en Trujillo y el sábado escuchaba música religiosa, mientras se ocupaba de los quehaceres del hogar. En la tarde, su hijo comenzó a escuchar rock a volumen estridente, lo que puso en alerta a los vecinos.
La señora le reclamó al joven su conducta, pero éste siguió desafiándola y desde entonces vecinos aseguraron que sólo escucharon una fuerte discusión, ofensas, golpeaban objetos, le bajaban y le subían volumen a la música. Todo quedó en silencio y no fue sino hasta pasadas las 6 de la tarde, cuando su hija y su esposo llegaron y consiguieron una escena aterradora.
Al ingresar a la casa, en la segunda planta, el cuerpo de la señora estaba sin vida en un pasillo, tenía severas lesiones en todo el cuerpo y sus brazos estaban destrozados porque trató de defenderse. A su lado quedaron unos palos y tacos de madera, un cuchillo y un taladro. Todo estaba lleno de sangre, al igual que las paredes del cuarto, el pasillo y el balcón.
Su esposo Gilberto Mercado y su hija Sharyl no salían de su asombro, el dolor los embargaban. Ahzby estaba al lado del cuerpo de la señora, como en shock. De repente se levantó y trató de trató de enfrentarse a su padre, pero éste pudo someterlo, lo amarró y llamó a la policía, al tiempo que trataba de consolar a la muchacha, que no dejaba de gritar y llorar.
"Esto tiene que ser obra del demonio", exclamaban vecinos, mientras la policía ingresaba a la casa y resguardaba el área. Las averiguaciones del Cicpc indican que el muchacho atacó a su madre a golpes y la agredió con palos y tacos de madera. Después tomó un cuchillo con el que le destrozó el pecho y la cara a puñaladas, luego con un taladro le causó otras heridas en la cabeza como si fuese una cruz. Primero le perforó de la cabeza al mentón y después en la sien, lo que hace suponer que es uno de los ritos por parte de quienes se inician en el culto al satanismo.
La escena era terrible y "no se entiende tanta crueldad", refiere José Vásquez, quien vive a pocas casas de donde ocurrió el hecho. Tras conocerse la noticia, un grupo trató de linchar al joven cuando los policías se lo llevaban detenido.
Enloquecidas oraciones
Al llegar al retén, todo se complicó aún más para Ahzby. Su conducta agresiva obligó a que durante los primeros días lo mantuvieran esposado. Para presentarlo ante el Tribunal 7 de Control fue necesario reforzar la seguridad porque trató de escaparse. El Ministerio Público solicitó pruebas psicológicas y toxicológicas para determinar si estaba bajo efectos de alguna sustancia cuando cometió el crimen.
En la sede de Medicina Forense, sólo oraba y cantaba como si estuviese en la iglesia evangélica a donde su mamá trataba de llevarlo todas las semanas, a lo cual se negaba y era una de las causas por las que discutía con ella. Allí comentó que estaba arrepentido, pero después se reía.
La comisaria Odalis Caldera, secretaria de Seguridad del Zulia, dijo que aunque ha bajado un poco su conducta violenta sigue aislado, porque este recinto fue creado con capacidad para 600 reclusos, actualmente hay 1.597 y es muy confuso el estado mental del joven, como para ingresarlo a un pabellón.
Aclaró que no han recibido denuncias de alguna secta satánica o grupo dedicado a cometer delitos. Reiteró que los casos de violencia se han incrementado porque antes había temor a denunciar.
Funcionarios del retén también esperan resultados para conocer sus cambios de personalidad y el comportamiento violento del joven. Aparentemente, una de las causas por las que un grupo de presos trató de arremeter contra el muchacho, es porque repetía que había asesinado a su madre por un mandato de Satanás, hablaba incoherencias y actuaba como un demente.
En el barrio la mayoría refiere que era una familia muy tranquila. Hay quienes comentaron sobre una secta denominada "Amigos de Lucifer" que ha usado redes sociales para captar jóvenes, pero esto no ha sido confirmado ni negado por los investigadores del caso. La casa tiene ya un aviso de venta, desde el día del crimen está sola y los vecinos aseguran que de noche se escuchan gritos y ruidos. Hay miedo por lo que consideran "energía maligna".
Del joven poco se sabe; era introvertido. Siempre andaba con ropa negra, era fanático del rock, no le conocían novia, estudiaba Diseño y se dedicaba a la venta de ropa en el mercado Las Playitas, donde ayudaba a su padre. Una familia de clase media respetada en el sector.
Violencia en ascenso
El matricidio ha conmocionado a la región, donde los delitos por violencia familiar se han incrementado en los últimos 6 años, según la policía. El caso rememoró la historia de "Nelsito" conocido también como "La Bestia", quien mató a su madre y a una joven residenciada en su casa, en un ritual satánico, el 11 de agosto del 2005 y cuando apenas tenía 15 años.
Mirian Padrón Vidal, de 53 años fue asesinada por su propio hijo de más de 30 puñaladas al igual que la estudiante Lisseth Quintero, de 23 años, quien fue ultrajada. El hecho fue en el norte de Maracaibo.
"Nelsito" practicó ritos satánicos antes y después de cometer los asesinatos. Tras cuatro años en tratamiento fue dejado en libertad el año pasado, sus parientes se lo llevaron a otro estado y al salir del centro donde estuvo bajo tratamiento psiquiátrico manifestó que nunca podrá enmendar el daño cometido contra la joven estudiante, que además era única hija, y el ser que le dio la vida.
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