Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 18 de julio de 2011

¿LA CLASE MEDIA ES PUEBLO?

17 de julio de 2011

¿LA CLASE MEDIA ES PUEBLO?

Jesús “Chúo” Torrealba en Radar de los barrios - Diario La Voz
¿Por qué tanto odio del Gobierno contra las familias de El Encantado, Araguaney y Terrazas de La Vega? ¿Por qué las agresiones oficiales contras las comunidades de Parque Vargas, Montalbán y Vista Alegre? La venganza de Chávez contra la clase media se le va a convertir en un bumerán…


La clase media venezolana está integrada por familias que aprovecharon las oportunidades de estudio que brindó la democracia, y gracias a ello pudieron ejercer puestos de trabajo en el sector moderno de la economía, generalmente en sólidas empresas nacionales o en empresas extranjeras que operaban en el país. Si estudiaban carreras que les permitía dedicarse al ejercicio liberal de la profesión, tras egresar montaban sus oficinas, consultorios o despachos, prestando servicios apreciados por la comunidad. ¿De donde salió esa clase media? Salió del pueblo mismo. Las primeras décadas de la democracia venezolana permitieron el sueño de la movilidad social vertical y de la movilidad espacial horizontal: Buscando mejores horizontes, la familia pasaba del rancho rural al rancho urbano; De allí luchaba hasta lograr ubicarse en un apartamento del Banco Obrero, hoy INAVI. Desde esa plataforma, la familia se “partía el lomo” hasta lograr que por lo menos uno de los hijos se graduara en la universidad, y gracias a los ingresos de este nuevo profesional la familia podía por fin dar el salto desde Casalta, Caricuao o Artigas a Bello Monte, El Cafetal o Prados del Este. ¿Les “suena” familiar? Es la historia de millones de nosotros. Y es una historia reciente, porque la clase media venezolana es un producto del último medio siglo de lucha del pueblo por una vida mejor. De los refranes de Herrera a las coplas de Hugo Chávez Ese proceso empezó a trancarse desde principios de los años 80. El famoso “Viernes Negro”, cuando se extinguió para siempre aquel dólar a Bs. 4,30, fue el viernes 18 de febrero de 1983, es decir, en el último año del gobierno de Luis Herrera Campins, lo cual nos habla de cómo ese gobierno se resistió a aceptar la realidad hasta que prácticamente estuvo ya de salida. Luego Venezuela sufrió cinco años de ineptitud, modorra y escapismo: El gobierno de Jaime Lusinchi pretendió evadir la realidad, y para vivir en lo que Naim y Piñango llamaron por aquel entonces “una ilusión de armonía”, ese gobierno irresponsable quemó casi todas las reservas que tenía el Banco Central de Venezuela. Cuando Pérez II llega al gobierno en el 89 la mesa estaba servida para el desastre: Una demanda social acumulada, una economía incapaz de solventar a punta de productividad los problemas que hasta entonces se habían “resuelto” a realazos, y un equipo de gobierno que creyó que podía valerse del “carisma” de un “líder” para imponer un programa de ajuste sin construir los consensos necesarios, llevo al país a la extrema conflictividad social que se expresó en el Caracazo de 1989 y a la también extrema inestabilidad política y militar determinada por las dos sangrientas intentonas golpistas de 1992. El resto es historia reciente: Tras el trauma que significó enjuiciar y poner preso a un presidente en ejercicio por una falta administrativa cuyo monto no llegó a ser 0,1 % del mas leve escándalo de la corrupción actual, llega Venezuela al segundo mandato de Caldera, un gobierno que tenía como único objetivo real… llegar vivo al final del período, cosa que –trabajosamente- logró. Pero los cambios urgentes que eran necesarios en lo productivo y en lo político para garantizar la viabilidad económica y la pertinencia social de la democracia venezolana, tampoco se hicieron. Los sectores populares veían desaparecer su esperanza de progreso, y los sectores medios comenzaban a ver como se deterioraba su calidad de vida, mientras una clase política socarrona seguía actuando como si nada pasara. Esto hizo posible que el golpista derrotado en 1992 se convirtiera en el presidente electo en 1998. Y ocurrió gracias al voto de la clase media, porque -bueno es recordarlo- en las elecciones de 1998, como en las anteriores, la abstención en los sectores populares fue muy grande. “El Chavezato”: la oportunidad perdida Desde 1999 hasta hoy han transcurrido ya casi 12 años de asombro. El ciudadano Hugo Chávez ha ejercido un poder casi absoluto, sin instituciones que le sirvan de contrapeso, sin partido de gobierno que le imponga el cumplimiento de un programa, sin partidos de oposición que le disputen los corazones y las mentes de los habitantes de los sectores populares. Se ha beneficiado este mandatario de una coincidencia histórica: los conflictos en el oriente medio y la aparición de dos nuevos grandes consumidores de petróleo (China e India) han disparado los precios internacionales de nuestro ahora único producto de exportación. En vez de utilizar esos recursos para industrializar el país, para modernizarlo, para llenar a Venezuela de autopistas, ferrocarriles y aeropuertos, para fortalecer las industrias que existían y promover el surgimiento de otras nuevas, Chávez utilizó el realero de la bonanza petrolera más larga y alta que hayamos tenido para tratar de rescatar al comunismo del baúl de los recuerdos, financiando sus ineficiencias en el país y transfiriendo masivamente dinero a Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina, Brasil, Iran, Rusia y Belarrus, con la idea de que eso le podía comprar un puesto en el concierto de las naciones... Mientras tanto, aquí el pueblo sigue igual de “fregado” que en los ochenta, sólo que peor, ya que antes teníamos gobiernos que, puestos contra la pared de la opinión pública, al menos reconocían su medianía en la lucha contra la pobreza. Ahora tenemos a unos cínicos que dicen que “ser rico es malo” mientras sus hijos van a los mejores colegios, se mudan a exclusivas zonas de la capital y adquieren propiedades, para sus familias o sus amantes, más allá de nuestras fronteras. Estos cínicos, que en vez de combatir la pobreza dicen que la “dignifican”; que en vez de transformar los barrios en condominios populares los dejan morir de mengua y derrumbe, colocando un “barrio adentro” aquí, o una “casa de alimentación” allá, para tapar el hecho cierto de que la última inversión masiva en infraestructura para los barrios se produjo hace 20, 30 o 40 años. La venganza es un bumerang… ¿Y la clase media? Viviendo las consecuencias de la venganza chavista. En efecto, corta fue la luna de miel entre la clase media venezolana y Chávez. Ya en los años 2000 y 2001, cuando la oposición política estaba en shock, la clase media venezolana olió el tufo militarista y autoritario en el proyecto gobiernero, y tomó las calles contra el famoso Decreto 1011. Tras esa separación no ha habido reconciliación posible. La clase media venezolana es impermeable al proyecto autoritario de la burocracia roja, y así se ha ratificado, elección tras elección. Por eso debe ser tanta saña, tanto odio como el que esta detrás de las maniobras que han dejado en el limbo a las familias venezolanas que aspiraban residir en los conjuntos urbanísticos “intervenidos” por el Gobierno a partir de octubre del 2010. Hombres y mujeres que hicieron sacrificios inmensos para comprar su vivienda en desarrollos habitacionales como El Encantado, Residencias Araguaney y Terrazas de La Vega, se encuentran hoy al filo de la desesperación. Comunidades de clase media como las de Montalbán, Vista Alegre y Parque Vargas se ven atropelladas por un Gobierno que usa las necesidades de los más pobres como excusa para hacer más pobres a todos. Ojala que el gobierno no siga equivocándose: la clase media es pueblo y, aunque estadísticamente es solo 30% del país, el resto del pueblo también quiere ser clase media, por lo que las agresiones contra ella las siente como amenazas contra si mismo

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