Charito Rojas
Los Estados celebran sus "cumpleaños" en las fechas en que se liberaron de un Imperio, en que se convirtieron en República o sencillamente, cuando nacieron como nación independiente. Y es costumbre que los años terminados en cero sean de mayor fasto. Así vemos como en Venezuela se celebraron con fiestas y obras el centenario del nacimiento de Simón Bolívar y el de la Independencia.
En este año 2011 buena parte de los países latinoamericanos están celebrando el Bicentenario de su independencia como colonias dependientes de España. México, Paraguay, Argentina y Venezuela están entre los que celebran 200 años de su declaración de independencia de la corona española.
Pero es usual que estas fiestas sean utilizadas para hacer apologías del régimen de turno. Y es una lástima que en Venezuela el Bicentenario no sea fiesta para todos y de todos, sino una celebración que conlleva una carga de ideología izquierdista, que habla del socialismo y de los objetivos de la revolución. Al igual que es una lástima que un llamado Frente Francisco de Miranda, compuesto por jóvenes revolucionarios formados en Cuba, se abroguen la organización y el protagonismo, en nombre del prócer independentista y Precursor, Francisco de Miranda. La celebración del 5 de julio será un desfile militar con exhibición de los equipos bélicos comprados a Rusia y otros países. A pesar de que el 5 de julio de 1811 fue un evento donde solo intervinieron civiles, no hubo batallas, ni ningún tipo de injerencia militar, este Bicentenario está siendo celebrado como un evento militar y revolucionario.
El Centenario
La importancia de los 100 años de la independencia de Venezuela que se cumplían en 1911, fue tomada con tal interés, que Cipriano Castro reformó la Constitución para extender su período presidencial a 6 años y poder estar así de Presidente en la fecha señalada. Pero el destino le jugó una mala pasada y enfermo de la próstata salió hacia Berlín a fin de operarse. En el interín, su compadre Juan Vicente Gómez, que era el Vicepresidente, lo derrocó, quedándose con la Presidencia de la República nada menos que por 27 años.
Pero para Gómez también era vital la celebración del Centenario y nombró una Comisión Presidencial que se encargara de organizar los festejos y coordinar las obras. Ilustres ciudadanos conformaron esta Comisión, que en cuestión de días presentó a Gómez un programa oficial de las iniciativas que debían realizarse entre 1910 y 1911. Entre las obras programadas estaba la construcción en cada estado del país de una o más carreteras. Se decretó una estampilla conmemorativa y numerosas reconstrucciones de sitios históricos como la Santa Capilla.
Dos monumentos fueron erigidos, el de conmemoración de la Batalla de Carabobo (la llamada popularmente "india del paraíso") de Eloy Palacios y otro, también en El Paraíso, para conmemorar el 19 de Abril, de Emilio Garibaldi. También se inauguró el mismo año la avenida Páez de El Paraíso. Al pintor Tito Salas se le encargó el llamado "Tríptico Bolivariano", inaugurado el 1 de julio de 1911 en el Palacio Federal Legislativo. Son tres escenas de la vida del Libertador: el juramento en el Monte Sacro; el paso de Los Andes y la muerte del Libertador en San Pedro Alejandrino.
Numerosos bustos se levantaron en Caracas en honor de los próceres de la Independencia y precursores como José María España y Manuel Gual; el padre José Cortés de Madariaga, Francisco Salias y Alejandro Petión. De esta época es la estatua de Antonio Ricaurte en San Mateo; el encuentro entre Bolívar y Pablo Morillo, en Santa Ana, Trujillo. Se publicó la Historia de Venezuela de González Guinand y circuló una estampilla conmemorativa.
Vinieron delegaciones de otros países americanos y europeos para compartir los festejos y banquetes. Se desarrolló el llamado Congreso Boliviano, encuentro diplomático en el que participaron delegados de los países liberados por Simón Bolívar: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Este evento se instaló el 1 de julio de 1911. Perú y Bolivia en solidaridad con Venezuela, declararon feriado el 5 de julio de 1911.
El Ministerio de Obras públicas reparó y embelleció el Capitolio, la Casa Amarilla, las sedes ministeriales, el Palacio de las Academias el Hospital Vargas, el Cuartel San Carlos, la Universidad Central de Venezuela, entre otros. Se decretó la creación de la Academia Militar, del Jardín Botánico y de la Escuela Normal. Se inauguró la Biblioteca Nacional, el edificio de Correos en Carmelitas y el Archivo Nacional. Tres obras importantes fueron la refacción del Panteón Nacional, a cargo del arquitecto Alejandro Chataing; la recuperación de manos privadas de la Casa Natal del Libertador, aunque los trabajos para regresarla al estado en que se encontraba para cuando nació allí Simón Bolívar no fueron terminados hasta 1916; también se remozó el Palacio de Miraflores, que aunque Gómez siempre vivió en Maracay, éste se convirtió en la sede del Poder Ejecutivo desde entonces.
El 24 de junio de 1911 se inauguró el Museo Boliviano, que luego se llamó Bolivariano, con una importante colección de artículos que pertenecieron a El Libertador.
El 5 de julio de 1911
La mañana del 5 de julio comenzó con una fiesta de cohetones y fuegos por todo el país. Hubo una Sesión Solemne en el Palacio Legislativo Nacional, donde se presentó el Arca que mandó a construir el Presidente de la República para guardar el Libro de Actas del Congreso de 1811.
Hubo un banquete y un baile en Miraflores en honor a los invitados internacionales y "retreta pareja" en todos los rincones de Venezuela. Según un documento del Ministerio de Hacienda de la época, se invirtió un total de 8.774.551,40 bolívares en todas las obras y celebraciones del Centenario.
Desde el 24 de junio hasta el 5 de julio de 1911 la bandera nacional permaneció izada en edificios públicos y privados de Venezuela. "En el ánimo de todos los que hemos presenciado estos festejos palpitan deliciosamente las sensaciones del regocijo experimentado en medio de tanta armonía, de tanto agasajo, de alegría inusitada, y de una abundancia de cultura exquisita que ha resaltado como nota culminante de estas festividades", describió Manuel María Ponte las actividades del centenario, en la portada de El Universal, el 12 de julio de 1911.
El 5 de julio de 2011
Arribamos al Bicentenario en una Venezuela con doscientos años de agitada historia de montoneras, revoluciones y caudillos, con breves lapsos de gobiernos de paz y sólo 40 años de democracia. No tenemos conocimiento de Comisión Presidencial alguna que haya sido nombrada para organizar obras y festejos. El Gobierno no ha dado a conocer un programa de actos oficiales ni de celebraciones populares. No hay obras previstas para su inauguración. En el centro de Caracas, están pintando el Palacio de las Academias, el Museo Sacro y recién iniciando una reparación de la Santa Capilla. Aparte de la remodelación de Los Próceres para el desfile militar y el lanzamiento de una estampilla que nadie ha visto, no hay más nada.
Sólo el desfile militar de Los Próceres recordará la magna fecha. Un desfile con ausencia de su protagonista principal, un desfile lleno de camisas rojas que clamarán por su líder y agitarán banderas cubanas, ignorando que la fecha conmemora la independencia de Venezuela de otro país. Será una fiesta donde estarán excluidos la mayoría de los venezolanos.
Por momentos se pensó que por lo menos tendríamos el resultado de la autopsia de Simón Bolívar, para saber si fue asesinado o no, según las versiones oficiales. Pero parece que la profanación no tuvo objetivo. No hay fiesta Bicentenaria. Sólo nos queda recordar que un día como hoy, venezolanos que soñaban con la libertad concretaron un juramento, lo sellaron y lo ejecutaron. Ellos cumplieron, entregaron un país libre de la planta extranjera. Doscientos años después, los venezolanos tenemos la misma misión. A cumplir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario