Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 10 de julio de 2011

¿Mala suerte, fermín, mala gente le ha llegado a esta ciudad es otra cosa. que se unió a la existente?

El carabobeño 10 julio 2011

Hoy y Después en Valencia

Alfredo Fermín

afermin@el-carabobeno.com

Qué diferencia la celebración de los 150 años de la Batalla de Carabobo, en 1971, con la de los 200 años de la Declaración de la Independencia. En aquella oportunidad, Valencia fue declarada capital de la República, fueron inauguradas grandes obras como el hotel Intercontinental y la autopista al Campo de Carabobo. Este lugar sagrado fue embellecido con jardines, un mirador, fuente de soda y con la soberbia avenida en honor a los héroes y al Ejército Venezolano.

Aquel día el presidente de la República, Rafael Caldera, acompañado de representaciones de los países bolivarianos, presidió un desfile en el que se concentraron miles de personas que se trasladaron, por su cuenta, de todo el país, no como ahora que obligan a los empleados públicos a montarse en autobuses para que asistan a Caracas a dar la impresión de que adoran al comandante presidente de una revolución que sólo está en la cabeza de quien está convencido de que es el heredero de Simón Bolívar, tanto ya que se hace llamar El Libertador.

La celebración del bicentenario de la Independencia, no produjo emoción en la mayoría de los venezolanos, porque se le imprimió el carácter de una fiesta partidista y de militares apesadumbrados porque el comandante padece de una enfermedad cuya magnitud se ignora porque no se ha dado a conocer el parte médico. Sólo se conoce la versión oficial del afectado.

Se trata de tergiversar la historia, haciendo creer que la declaración de la Independencia fue obra de la gente del pueblo cuando, en verdad, quienes la promovieron y lo lograron fueron los representantes de la oligarquía, de los mantuanos, de sacerdotes y de muy pocos militares. Bolívar, el Marqués del Toro, Francisco de Miranda, Fernando Peñalver, Antonio Nicolás Briceño, Manuel Plácido Maneiro, Lino Clemente, Luis Ignacio Mendoza, Juan Germán Roscio, Francisco Isnardi, entre otros, eran hombres adinerados, con haciendas que cultivaban sus esclavos y obreros sin sueldos.

Recado a Dudamel

Fue una celebración deslucida, en el Paseo Los Próceres construido por el dictador Marcos Pérez Jiménez, en el que se mostraron armamentos militares desechados por las grandes potencias, pero que nos los venden como lo más avanzado del mundo. Cómo se reirían los llamados perros de la guerra viendo tantos camastrones.

Incluso el concierto inaugural de la Plaza Diego Ibarra, dirigido por el célebre Gustavo Dudamel, dejó mucho que desear por la interpretación de un programa por encargo para satisfacer el gusto del comandante, por lo cual no podía faltar, la cantata Florentino y el Diablo y la proyección de la imagen del presidente Chávez en una pantalla para dar la impresión que, el célebre director y la Orquesta Simón Bolívar, son obra de su gobierno. Dudamel, director de la Filarmónica de Los Angeles, una de las grandes orquestas de Estados Unidos, tan odiado por los chavistas, está corriendo el riesgo de opacar su fulgurante carrera al convertirse en imagen de un gobierno que está considerado, internacionalmente, como antidemocrático.

Decimos esto porque, en 1974, tuvimos la oportunidad de asistir a un concierto de la Orquesta Sinfónica de París, en el Teatro de Champs Elisee, dirigido por Herbert von Karajan. Era la primera vez que, aquella celebridad, volvía a dirigir una orquesta en Francia, después que había ofrecido conciertos, en la Opera de París, en honor a Adolfo Hitler, cuando mantenía tomada la capital francesa durante la II Guerra Mundial. El público, que llenaba el teatro aplaudió tímidamente dos sinfonías de Bethoven, pero, cuando concluyeron, en vez de pedirle un bis, le dieron abucheos, pitos y le gritaron: ¡nazi fuera de aquí!, por lo cual debió ser sacado en una patrulla de la policía para que no fuera agredido. Los pueblos no olvidan y, cuando pase todo lo que estamos viviendo, Dudamel quien también es imagen de marcas de superlujo como los relojes Rolex, podría tener reservado, algo similar.

Olvido imperdonable

La tristeza que nos produjo Gustavo Dudamel dirigiendo quizá el menos afortunado concierto de su brillante carrera, nos restó espacio para referirnos a lo que iba a ser el tema principal de esta columna como ha sido la descortesía, la ingratitud para con la ciudad de Valencia que conservó el Acta de la Independencia durante cien años en los que se creyó que estaba perdida.

Pero la culpa la tiene este mismo pueblo cuyas autoridades e instituciones, ni siquiera, recordaron el acontecimiento del hallazgo de la biblia de la patria venezolana en la residencia de María Josefa Gutiérrez viuda de Navas Spínola, situada en la Candelaria, en octubre de 1907. Ese precioso documento que se venera en el Palacio Federal de Caracas, también es parte del patrimonio histórico de esta ciudad, y sin embargo nadie dijo nada. ¡Qué mala suerte tiene Valencia!

No hay comentarios: