Mi vida se sostiene equilibrada gracias a mi ejercicio de la meditación cristiana de Thomas Keating, muy cercano a Freeman ambas benedictinas de raíz

Cuerpo y mente

Meditar con una palabra

Regula la presión sanguínea, reduce el colesterol, controla la ansiedad y propicia el amor. Así describe el Padre Laurence Freeman los beneficios de la meditación cristiana, práctica que lidera a escala mundial

por PABLO ERNESTO BLANCO | FOTO: 100% TORO |
DOMINGO 24 DE JULIO DE 2011
Estampas. El Universal.

A primera vista es un señor con el que fácilmente puede toparse alguien en el supermercado. Viste pantalón y camisa en tonos claros y tiene cara de abuelo bondadoso, aunque para nada old fashion si se trata de tecnología; porta un iPad y un teléfono inteligente. En lo que se considera desactualizado es en los grupos musicales que le gustan. "Siempre voy 10 años atrás en lo que tiene que ver con la movida musical. Me gustan bandas que ya ni existen", bromea. No en vano es un eterno apasionado de las partituras de Bach y Chopin. Tiene una maestría en Literatura Inglesa y, todos los domingos, se entretiene con la sección Estilo de vida, del diario inglés The Sunday Times.

Se trata del monje británico Laurence Freeman, formado en la Orden Benedictina y, actualmente, principal guía espiritual de la Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana, fundada hace 20 años por el Padre John Main, de quien Laurence fuera uno de los principales discípulos. Esta organización, que está presente en un centenar de países (incluyendo Venezuela), está conformada por grupos que se reúnen con un principal fin: meditar a la manera de los monjes cristianos del desierto egipcio en el siglo IV. Así lo cuenta Freeman en las líneas que siguen.

Ha estado en Venezuela cuatro veces, ¿qué le parece este pueblo, en términos de creencias?
"Los venezolanos que he conocido gracias al grupo de meditación que tenemos acá son increíbles, no practican la espiritualidad por moda y son muy dados al trabajo en comunidad. A muchos, como ocurre en otras latitudes, el sufrimiento y la frustración los ha llevado a profundizar su vida espiritual. Además, tienen un gran sentido del humor, que es quizás una necesidad para el momento que están atravesando actualmente".

¿Qué piensa usted de ese momento?
"Me limitaría a decir que es un momento interesante".

En todo caso, la meditación cristiana es lo que le trae de vuelta por acá. ¿Podría explicar en qué consiste?
"Es una oración contemplativa que practicaban los padres del desierto. Con el tiempo en algo exclusivo para religiosos y monjas. Afortunadamente, en años recientes, se ha recuperado su dimensión popular. Lo que la diferencia de otro tipo de meditaciones, como la tibetana, es la fe. La meditación cristiana tiene una relación directa con las enseñanzas de Cristo y con su presencia en nosotros".

¿Cómo se practica?
"De manera muy sencilla. Nos sentamos en nuestra habitación en una silla con la espalda recta, cerramos los ojos y, luego, en silencio, comenzamos a repetir mentalmente una palabra sagrada".

Por ejemplo...
"Maranatha, que pertenece a la tradición cristiana y que se traduce, del arameo, 'Ven, Señor'. Nos quedamos con esa palabra como si fuese un mantra, durante 20 minutos. Nos ayuda a generar la quietud, simplicidad y el silencio interior que nos sacan de nuestro ego. Se medita una vez en la mañana y una en la tarde. Pronto se ven los beneficios físicos, psicológicos y sus frutos espirituales".

¿Cuáles son esos beneficios?
"Está comprobado científicamente que regula tu presión sanguínea, se reducen tus niveles de colesterol y duermes mejor. Psicológicamente, la práctica de la meditación cristiana te ayuda a controlar la ira, a aliviar el dolor y los ataques de ansiedad y de pánico. Los frutos espirituales son el desarrollo del amor, la alegría, la paciencia, la bondad y el autocontrol, virtudes que pueden descuidarse tanto como el colesterol".

¿Qué es más importante cuidar?, ¿el colesterol o lo espiritual?
"Creo que, al final, uno lo que debe preguntarse es '¿aprendí realmente a amar?', '¿disfruté el ser yo mismo?'. Son frutos espirituales que realmente resumen el sentido de ser humano en una dimensión profunda".

¿Cómo sintió esos beneficios en su proceso?
"Si miro hacia atrás, me doy cuenta de que, gracias a las enseñanzas de mi maestro John Main, he cambiado para bien. He mejorado mi carácter, he dejado de ser controlado por mis miedos y mis deseos y tengo un mejor sentido de la libertad. He entendido a cabalidad que las relaciones humanas son lo más importante de la vida y que si en ellas no hay amor se vuelven disfuncionales".

Suena simple...
"Lo cual no significa que sea fácil. Generalmente, a los seres humanos nos resulta más factible complicarlo todo. De cualquier forma, para los miembros de nuestra comunidad, ciertamente, funciona eso de mantenerse en lo simple. Y para crearnos el hábito de simplificar las cosas, necesitamos apoyo, de allí que en nuestra comunidad existan los grupos de meditación".

¿Qué se practica en estos grupos?
"Al comienzo de la reunión, escuchamos música suave por algunos minutos para tranquilizar la mente y el cuerpo, y nos sentamos a meditar en silencio por 20 minutos, repitiendo mentalmente Ma-ra-na-tha. Es una práctica de renunciar a nosotros mismos y salir del ego y entrar en el misterio de Cristo. En estos grupos se genera una energía muy grande para desarrollar amistades espirituales, esas con las que, sin saber cómo son socialmente, compartes tu fe. Entre esta clase de amigos hay una confianza especial, una verdadera intimidad bella y misteriosa".

¿Por qué se procura el silencio?
"Es la esencia de la meditación. En silencio te descubres a ti mismo, a los demás y a Dios, la comunicación con quienes te rodean puede ser más rica y satisfactoria, porque estás más en contacto con tu mundo interior".

Muchos se comunican con Dios sólo a través de la culpa. ¿Cómo hacerlo a través de la alegría?
"Depende de lo que creas que es Dios. Algunos piensan que es un personaje que les ayudará a vencer a sus enemigos o a no raspar un examen. Otros suelen decir que Dios 'les envía' cosas como castigo. Es una relación con Dios bastante infantil y creo que no es válida".

¿Qué es Dios para usted?
"Un amigo para la creación, para el amor. Un amigo de quien no necesitas una imagen ni una explicación para entenderlo y que está presente en absolutamente todo lo que haces. Muchos que se estén leyendo esto pensarán que estos pensamientos son muy sofisticados y retóricos, pero son los que deberíamos estar enseñando en las iglesias".

¿Ha invitado a meditar dentro de una iglesia?
"El año pasado estuve en la Basílica de Guadalupe en México. Me pidieron dar una charla allí. Me encontré con mujeres que llevan toda la carga del hogar en solitario, tenían el sufrimiento en sus rostros y buscaban consuelo en la Virgen. Yo estaba un poco nervioso de tener que hablarles de meditación, pero todo terminó siendo una experiencia maravillosa. No me quedaron dudas de que nuestro discurso funciona para todas las audiencias espiritualmente inteligentes".

pblanco@eluniversal.com
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