Gobierno del Distrito Capital y la Alcaldía de Libertador tenían previsto abrirlo hoy
No hay control de seguridad en la puerta más que un piso de cemento fresco que advierte al visitante sobre por dónde debe hacer la entrada. Al ingresar no hay música ni bambalinas pero se escucha el insistente eco que produce la llave de paso cada vez que choca con la corroída tubería de aguas blancas que sustituyen en la entrada principal. Ayer, el teatro Cristo Rey del 23 de Enero no mostraba señales de estar listo hoy, fecha prevista por el Gobierno de Distrito Capital y la Alcaldía de Libertador para entregar a la comunidad el sitio rehabilitado.
Pero será reabierto. De eso no le queda la menor duda a los obreros, algunos residentes de este sector de la parroquia Catia, que trabajan a toda máquina para terminar el acondicionamiento de la sala diseñada en los años 50 por Carlos Raúl Villanueva. La fecha tentativa es el 26 de julio, día en el que se reabre también el nuevo espacio para los libreros de la Av. Fuerzas Armadas.
"Esto no es para mañana. Es como para dentro de ocho días", dijo ayer una de las personas encargadas de las obras con las se pretende revivir un espacio que murió de mengua.
La promesa la hizo el alcalde Jorge Rodríguez en septiembre de 2010, quien durante una visita por las instalaciones anunció la recuperación en dos etapas. La primera contemplaba la culminación del auditorio del teatro; la segunda abarcaría áreas aledañas: concha acústica, parque, paisajismo e iglesia.
"Lo vamos a hacer en un lapso de no más de tres meses, con un costo de Bs 4 millones", dijo Rodríguez en aquella oportunidad sobre la primera fase de los trabajos. "La idea es ir mejorando los espacios del teatro para ir entregándoselo a las comunidades hasta culminar en julio del año que viene, con la rehabilitación total", agregó.
Aunque fuera de los lapsos establecidos inicialmente, hoy día se realizan los trabajos para cumplir con la primera fase. De este modo, las más de 400 butacas del teatro Cristo Rey se reactivarán y con ellas las esperanzas de los vecinos de ver allí la proyección de alguna película de cine nacional, de deleitarse con una pieza del pintor y dramaturgo César Rengifo o de cantar con la trova enardecida de Allí Primera quien, en vida, visitó el espacio en varias oportunidades. Y es que si se prescinde de su uso como punto de reunión exclusivo para afectos del partido de gobierno, el teatro más importante del oeste de la ciudad retomará de lleno su vida cultural.
Nostalgia de cine y teatro
Las inauguraciones que se hicieron de los teatros Principal y Nacional despertaron las esperanzas de quienes ansían recuperar espacios para la recreación en la ciudad. Pero mientras se abren nuevas ventanas culturales hay otras tantas que permanecen cerradas.
El teatro Junín de El Silencio recibió por el Bicentenario varias manos de pintura pero ningún intento de devolverlo a la ciudadanía. Aunque en el lobby subsisten las siglas de bronce incrustadas en el lustroso piso de granito, hoy las salas son solo un sitio de adoración religiosa, situación que comparte con el Rívoli y el Central ubicados en las esquinas Padre Sierra e Ibarra, respectivamente.
Aledaños a la plaza Bolívar están los teatros Continental y Ayacucho. Del primero, la recién pintada fachada esconde el interior en ruinas, mientras en el segundo se comparte el espacio de cine con un minicentro comercial, ubicado en la planta baja.
En el rehabilitado bulevar de Sabana Grande, el otrora Radio City exhibe un gran muro rojo detrás del cual se ubica el centro de operaciones del 171 en el municipio Libertador, mientras que el Cine Broadway cambió la ficción por el clamor real de quienes visitan allí su centro de ayuda espiritual.
acova@eluniversal.com
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