El Carabobeño17 julio 2011
afermin@el-carabobeno.com
Se escucha decir, con cierta frecuencia, que "Caracas es Caracas" y que "lo demás es monte y culebra". Es una expresión indignante e irrespetuosa porque, buena parte de los que viven en la capital no nacieron allí y porque es una imbecilidad creer que el resto del país es un territorio marginal, que no se ha incorporado al mundo contemporáneo ni ha contribuido al desarrollo de nuestra nacionalidad.
Pero, aunque nos irrite, parece que ese criterio se mantiene en el gobierno porque, en la única parte del país, donde fue obedecida la orden del presidente Chávez, en uno de sus programas, de rescatar y embellecer los centros históricos de las ciudades que se sacrificaron por la Independencia de Venezuela, es Caracas.
Con motivo del Bicentenario, el canal de televisión oficial se ha encargado de mostrarnos las obras que las autoridades del Distrito Capital, Jacqueline Farías y Jorge Rodríguez, han realizado en el casco histórico de Caracas. La plaza Diego Ibarra y el Paseo de Sabana Grande, han sido rescatados para el disfrute de la ciudadanía; los alrededores y calles cercanas a la casa del Libertador fueron liberadas de las hordas de buhoneros que las invadían, al Paseo Los Próceres le devolvieron su dignidad y hasta le construyeron gradas techadas para que el público no se achicharre en los actos oficiales.
La capital dio al proceso de la Independencia dos hechos fundamentales: el 19 de abril, movimiento eminentemente municipal que inició la revolución y la Declaración de la Independencia el 5 de Julio de 1810.
La epopeya valenciana
Pero hay que ver todo lo que se sacrificó Valencia, desde que se declaró la guerra en 1812, cuando los propios patriotas, encabezados por Miranda vinieron a someterla porque no estaba de acuerdo con la Independencia. Después lo hicieron Monteverde y Boves quienes la mantuvieron sitiada, con hambre y con sed. Y antes de irse mataron a sus principales ciudadanos y violaron a sus mujeres en el famoso baile de Boves. Al final de la guerra, en el Campo de Carabobo, el 24 de Junio de 1821, se logró la Independencia definitiva con la espléndida batalla, dirigida por el Libertador Simón Bolívar, quien en agradecimiento a Valencia, a los dos días de la batalla, ordenó la creación del primer concejo municipal de la república.
Sin embargo, ni siquiera, al Campo de Carabobo le hicieron un cariñito para este bicentenario y a Valencia la han convertido en un pueblo que da lástima, después de haber estado en la lista de las ciudades más bellas del país. Es doloroso transitar por el centro. No se sabe para qué están la Policía del estado, la Policía Municipal y la Guardia Nacional que permiten que aquí no se respete ninguna ley.
La avenida Constitución, que costó una fortuna a la alcaldía, ha sido destruida completamente, las calles están destrozadas, hasta la Plaza Bolívar, que acaba de ser restaurada, es tomada por motociclistas para hacer competencias alrededor del imponente Monolito.
Vaya a ver
Lo que sucede en el centro de Valencia no puede ser creído si no se ve. En las calles Páez, Comercio y Girardot, cansados del abuso de los buhoneros, los comerciantes decidieron colocar, en las aceras, neveras, lavadoras, camas y muebles. Ante este reto los buhoneros han instalado su ranchería en plena calle, por lo cual las vías solo han quedado para el tránsito de automóviles. Los peatones ahora no tienen por dónde caminar, ni a dónde quejarse porque esa gente parece que está protegida por la alcaldía, con el pretexto de que todos tienen el derecho al trabajo. Ahora, en todas las esquinas del centro, están instalados vendedores de uvas, manzanas, peras, frutos secos y dátiles que, no son producidos en el país, por lo cual este negocio debe ser de un "pez gordo" que consigue, fácilmente, dólares para importar esas frutas.
No hablemos de la situación vergonzosa en que se encuentra la avenida Bolívar por la paralización de las obras del Metro y por la invasión de buhoneros a la altura de la urbanización Los Sauces, especialmente frente al edificio Camoruco y a Mercanorte el cual es propiedad de la alcaldía, no obstante, sus inquilinos se están arruinando por la competencia de indocumentados que venden el contrabando parejo.
Fue un robo
Esta semana nos reunimos con Guillermo Vizcaya, director de Cultura de la Alcaldía de Valencia, con la finalidad de saber el destino de las piezas de María Gamundi y de Miguel Sanoja que estaban en el Parque de Esculturas de El Viñedo. Nos informó que, en verdad, se las robaron. Nos solicito amablemente que hagamos saber que la alcaldía está dispuesta a conceder "una grata recompensa" a quienes informen de su paradero o las devuelvan. Pueden llamar al teléfono 04265461159 o al correo guilleviz72@6mail.com. También se pueden comunicar con nosotros al teléfono 8600226 o alfredofermin@hotmail.com. Por favor, no
destruyan la belleza de esas dos esculturas que son de Valencia y de nadie más.
Hoy y Después en Valencia
ALFREDO FERMÍNafermin@el-carabobeno.com
Se escucha decir, con cierta frecuencia, que "Caracas es Caracas" y que "lo demás es monte y culebra". Es una expresión indignante e irrespetuosa porque, buena parte de los que viven en la capital no nacieron allí y porque es una imbecilidad creer que el resto del país es un territorio marginal, que no se ha incorporado al mundo contemporáneo ni ha contribuido al desarrollo de nuestra nacionalidad.
Pero, aunque nos irrite, parece que ese criterio se mantiene en el gobierno porque, en la única parte del país, donde fue obedecida la orden del presidente Chávez, en uno de sus programas, de rescatar y embellecer los centros históricos de las ciudades que se sacrificaron por la Independencia de Venezuela, es Caracas.
Con motivo del Bicentenario, el canal de televisión oficial se ha encargado de mostrarnos las obras que las autoridades del Distrito Capital, Jacqueline Farías y Jorge Rodríguez, han realizado en el casco histórico de Caracas. La plaza Diego Ibarra y el Paseo de Sabana Grande, han sido rescatados para el disfrute de la ciudadanía; los alrededores y calles cercanas a la casa del Libertador fueron liberadas de las hordas de buhoneros que las invadían, al Paseo Los Próceres le devolvieron su dignidad y hasta le construyeron gradas techadas para que el público no se achicharre en los actos oficiales.
La capital dio al proceso de la Independencia dos hechos fundamentales: el 19 de abril, movimiento eminentemente municipal que inició la revolución y la Declaración de la Independencia el 5 de Julio de 1810.
La epopeya valenciana
Pero hay que ver todo lo que se sacrificó Valencia, desde que se declaró la guerra en 1812, cuando los propios patriotas, encabezados por Miranda vinieron a someterla porque no estaba de acuerdo con la Independencia. Después lo hicieron Monteverde y Boves quienes la mantuvieron sitiada, con hambre y con sed. Y antes de irse mataron a sus principales ciudadanos y violaron a sus mujeres en el famoso baile de Boves. Al final de la guerra, en el Campo de Carabobo, el 24 de Junio de 1821, se logró la Independencia definitiva con la espléndida batalla, dirigida por el Libertador Simón Bolívar, quien en agradecimiento a Valencia, a los dos días de la batalla, ordenó la creación del primer concejo municipal de la república.
Sin embargo, ni siquiera, al Campo de Carabobo le hicieron un cariñito para este bicentenario y a Valencia la han convertido en un pueblo que da lástima, después de haber estado en la lista de las ciudades más bellas del país. Es doloroso transitar por el centro. No se sabe para qué están la Policía del estado, la Policía Municipal y la Guardia Nacional que permiten que aquí no se respete ninguna ley.
La avenida Constitución, que costó una fortuna a la alcaldía, ha sido destruida completamente, las calles están destrozadas, hasta la Plaza Bolívar, que acaba de ser restaurada, es tomada por motociclistas para hacer competencias alrededor del imponente Monolito.
Vaya a ver
Lo que sucede en el centro de Valencia no puede ser creído si no se ve. En las calles Páez, Comercio y Girardot, cansados del abuso de los buhoneros, los comerciantes decidieron colocar, en las aceras, neveras, lavadoras, camas y muebles. Ante este reto los buhoneros han instalado su ranchería en plena calle, por lo cual las vías solo han quedado para el tránsito de automóviles. Los peatones ahora no tienen por dónde caminar, ni a dónde quejarse porque esa gente parece que está protegida por la alcaldía, con el pretexto de que todos tienen el derecho al trabajo. Ahora, en todas las esquinas del centro, están instalados vendedores de uvas, manzanas, peras, frutos secos y dátiles que, no son producidos en el país, por lo cual este negocio debe ser de un "pez gordo" que consigue, fácilmente, dólares para importar esas frutas.
No hablemos de la situación vergonzosa en que se encuentra la avenida Bolívar por la paralización de las obras del Metro y por la invasión de buhoneros a la altura de la urbanización Los Sauces, especialmente frente al edificio Camoruco y a Mercanorte el cual es propiedad de la alcaldía, no obstante, sus inquilinos se están arruinando por la competencia de indocumentados que venden el contrabando parejo.
Fue un robo
Esta semana nos reunimos con Guillermo Vizcaya, director de Cultura de la Alcaldía de Valencia, con la finalidad de saber el destino de las piezas de María Gamundi y de Miguel Sanoja que estaban en el Parque de Esculturas de El Viñedo. Nos informó que, en verdad, se las robaron. Nos solicito amablemente que hagamos saber que la alcaldía está dispuesta a conceder "una grata recompensa" a quienes informen de su paradero o las devuelvan. Pueden llamar al teléfono 04265461159 o al correo guilleviz72@6mail.com. También se pueden comunicar con nosotros al teléfono 8600226 o alfredofermin@hotmail.com. Por favor, no
destruyan la belleza de esas dos esculturas que son de Valencia y de nadie más.
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