El fotógrafo inauguró la exposición "Dilatación voluntaria del iris"
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La exposición que Ricardo Armas inauguró el pasado jueves, en el espacio fotográfico Cubo 7, está llena de aforismos. Uno de ellos dice: "Todos estos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia". Le pertenece a Blade Runner, la adaptación que Ridley Scott hizo de la novela de Philip Dick (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?). Y así, hay otros escritos a lápiz sobre la pared, que sirven como referencias artísticas del venezolano.
Ahí, en la muestra llamada Dilatación voluntaria del iris, el artista radicado en Brooklyn presenta una Nueva York de detalles. Ahí no están el Empire State ni el Time Square. Sino una Estatua de la Libertad descabezada en un autobús rotulado o una franela que tiene a Marilyn Monroe con un arma en la mano. Eso es lo que le interesa al Premio Nacional de Fotografía, que reunió 25 imágenes para su individual.
-¿Qué faceta de Nueva York quiso reflejar?
-Toda ciudad tiene aspectos que nunca se fotografían porque no son parte del vocabulario al que la gente está acostumbrada. Por ejemplo: yo tomo el Metro y noto que hay personas que intervienen los avisos publicitarios. A mí me sorprende cuando le sacan los ojos a la imagen humana o los alteran con un marcador y les ponen bigotes. En el fondo, tengo una necesidad de usar la cámara como si fuera un lápiz para hacer anotaciones de lo que veo, para poderlas organizar en mi cabeza y tratar de entender el sitio donde estoy viviendo.
-Hace con su cámara lo que un escritor con su lápiz.
-Correcto. La necesidad que tengo es entrar en la ficción porque eso me da la posibilidad de alimentar esa parte de mí. Esos fragmentos que colecciono, y Dilatación... es consecuencia de ello, es como haber entendido que en este momento lo que necesito es construir mi propia historia a través de las imágenes que veo para dejar registro de lo que he vivido como individuo. Me fijo en las cosas que hemos dejado de hacer, o que señalan problemas, más que las que muestran felicidad.
-¿Sueñan los fotógrafos con ovejas eléctricas?
-No voy a hablar por los otros, pero yo creo que sí entré en ese proceso. (...) Blade Runner es una película que me impacta hoy más de lo que me impactó en los 80. El mensaje está claro: que le tenemos pavor a la muerte. Esa es la razón por la que el androide va a preguntarle a su creador 'por qué tengo que morir', y él lo mata. Y al final no le queda otra que aceptar que su momento llegó.
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