Se que en muchas ocasiones nos sentimos agobiados por los incontables problemas que afrontamos cada día, por las noticias que sobre las diferentes situaciones vemos por los medios de comunicación y por notas que en una gran mayoría se refieren a protestas, disturbios o reclamos que realizan las comunidades por la falta de respuesta adecuada a sus necesidades, en ese momento nos preguntamos: ¿no existen cosas positivas que puedan ser reflejadas y difundidas?, claro que si, existen mucho temas donde sectores organizados, gobiernos regionales o locales han podido avanzar en darle soluciones a una dificultad en particular, sin embargo, cuando lo sopesamos frente a la inmensa deuda nacional que ha acumulado el régimen actual, esos pequeños logros lamentablemente quedan sobrepasados por completo.
El tema de la inseguridad es uno de esas áreas, donde la incapacidad del gobierno nacional solo es comparable con una desvergonzada manera de mentir sin que se le arrugue la cara a nadie, impiden el acceso a la información de los medios independientes como mecanismo de control frente a hechos y cifras que hace mucho tiempo se les escaparon de las manos, tratando de tapar con un dedo una dantesca realidad que golpea a todos los que vivimos en esta tierra por igual.
Lo acontecido en el Centro Penitenciario El Rodeo reviste una gravedad que no hemos calibrado en su justa dimensión, en primer término ningún acontecimiento de esa magnitud se gesta de la noche a la mañana, es evidentemente la consecuencia de un falta absoluta de idoneidad de quienes deben velar por la seguridad de estos centros de reclusión, la manera como transcurren las horas en las cárceles Venezolanas solo reflejan el grado de descomposición al que se ha llegado, donde se mezclan todo tipo de irregularidades que todos conocen, algunos las denuncian, a muchísimos les gusta ocultarlas pero que definitivamente todos sabemos que están mal y no deberían suceder, ya no hablamos de los típicos chuzos del pasado, tampoco de los chopos caseros fabricados con bastante imaginación, ahora tenemos verdaderos arsenales internos que compiten de tú a tú con las armas que utilizan las fuerzas regulares, fueron la bicoca de más de mil efectivos de la Guardia Nacional que se usaron para tratar de controlar en las primeras de cambio la situación, el resultado no pudo ser peor y dejaron al desnudo la real situación de nuestra cárceles, nadie lo invento ni fueron imágenes manipuladas, fue sencillamente algo que hace rato esta enquistado dentro de este maltrecho sistema judicial criollo.
Las explicaciones de los funcionario oficiales no dejaron de ser menos que increíbles, unos intentado robarse el show como si de un concierto se tratara, otros buscando los culpables donde jamás han estado y otros recurriendo al expediente de recordar los males anteriores, el Reten de Catia es un recuerdo ciertamente de algo que jamás debería volver a suceder en nuestro país, pero, oh sorpresa, el estado actual de estos recintos le lleva años luz en cuanto a insalubridad, hacinamiento, falta de controles, tráfico y consumo de drogas, juegos de todo tipo y en fin un espectáculo que dejo en pañales a las condiciones de un pasado que esta revolución prometió nunca volver a repetirse, ofrecieron el cielo y esto fue lo que dieron.
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