Guillermo Mujica S.
|| De Azules y de Brumas
De Azules y de Brumas (Notas y Relatos del Cronista)
Don Luis Osorio... Barbero Heraldo (II)
Y no era raro que don Luis dejara enjabonado a un cliente para correr detrás de algún automóvil, a cuyo conductor le tenía un recado y cumplir con su compromiso contraído. Pero nadie se disgustaba, pues todos conocían el espíritu y la voluntad de servicio de don Luis.
Para sus asiduos, constituía un misterio la prodigiosa fuente de información del famoso barbero. Muchos trataron de indagarlo, pero don Luis los "toreaba" con ingeniosas salidas o escudándose en anécdotas que terminaban por apagar la curiosidad de los preguntones. Lo cierto, repetimos, era que el apreciado fígaro conocía la vida y el milagro de todo el mundo en Valencia. Y mientras afeitaba, iba desgranando hechos y/o pequeñas biografías. Y eran tan interesantes sus relatos, que allí si es verdad que nadie dormía ni se fingía dormido.
Otra cosa, cuando algún amigo llegaba presuroso y le pedía que lo afeitara rápido, don Luis haciendo gala de su permanente buen humor, se llevaba un dedo a los labios y lo pasaba sobre una de las "patillas" del cliente. Desde luego que surgía el cordial reclamo: ¿Cómo que me vas a afeitar con saliva? Claro, ¿No estás apurado? Le respondía con una sonora carcajada, mientras tomaba la brocha.
En la Valencia de ayer don Luis Osorio fue una institución como barbero, como amigo al servicio de todos y por su lengua de oro. Quienes en aquella época éramos jóvenes, su barbería significaba algo así como un injerto del bien documentado periódico y de biblioteca, donde podíamos enterarnos del cotidiano quehacer de Valencia y de su gente, y donde disfrutábamos de sabrosos ratos, gracia a la conversación incontenible y al ingenio del recordado fígaro.
Hombres, profesionales de las barberías como don Luis Osorio, hacen falta en las ciudades. Porque ellos constituyen un punto de sal que despeja las diarias preocupaciones y hacen más llevaderas las vicisitudes que a menudo salen al paso. Y también ¿por qué no decirlo? Porque ellos nos permiten enterarnos de la vida de los demás. Puede que eso no les guste a muchos, pero seguro de que los divierte...
Lamentablemente, como lo expresamos más arriba, la gran mayoría de los barberos de ahora o no hablan español, o si lo hablan no se les entiende, o son semi-mudos, o sólo se refieren a temas políticos de acuerdo con lo que al respecto piense el cliente de turno.
Con don Luis Osorio, parece que se fue la deliciosa tradición de los barberos "enciclopedistas". O heraldos, para darle una interpretación caprichosa al término.
Seguiremos buscando en aquellos lugares como libros, revistas, personajes de la vida real, etc. en donde se pueda encontrar recuerdos de ese hermoso ayer valenciano, lleno de historias, anécdotas, vivencias, tradiciones, costumbres... y así de esta manera seguir luchando, para que no se siga perdiendo un valor incalculable de todos los valencianos.
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